Un atisbo al Panorama Geopolítico de Colombia en 2021


 ¿En 2021, Duque seguirá con su política santanderista siendo un protector de los intereses de un Estados Unidos, o la salida de Trump lo obligará a tener más objetivos que contar las horas que le restan a Maduro en el poder?

 

| Por John Maximino Muñoz Telles* |

 

El siglo XX termino con lo que consideró un mal entendimiento de lo que significaron la caída del muro de Berlín y el desplome de las utopías comunistas que particularmente en Europa hicieron pensar a muchos que Estados Unidos había ganado y ejercería la hegemonía absoluta. Sin embargo, lo que se resquebrajaba era el orden mundial. La caída de las Torres en septiembre de 2001 dejó ver que el reordenamiento global incluía la puesta en cuestión al proyecto de modernidad occidental construido desde el azaroso “encuentro” de América por Europa, un hecho que puso a Occidente a la cabeza del mundo. Europa había dominado el mundo desde el Siglo XVI primero por los ibéricos, en particular los españoles que a finales del siglo XVIII vieron socavado su poder por Francia e Inglaterra, nación esta última que a partir de allí tomo la posta para no dejarla sino hasta las dos guerras mundiales que afianzaron a Estados Unidos como “líder del mundo libre”. Colombia, que desde la llegada al poder de Santander a principios del Siglo XIX había subordinado su política internacional al interés de Francia e Inglaterra, naturalmente fue girando desde el inicio mismo del siglo XX con el golpe sobre Panamá hasta subordinarse por completo en estos aspectos a los Estados Unidos.

 

Pero la caída de la utopía comunista en Rusia y Europa en el plano internacional y en el plano interno la Constitución de 1991 propiciaron que Colombia tuviese una mirada diferente del mundo, como lo implicaba la apertura neoliberal de la economía. Una de las manifestaciones de ello fue la creación 1993 de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores: Un cuerpo consultivo del presidente de la República que tendría como primera función el tema de la Política Internacional de Colombia, hecho que ya de por sí solo daba cuenta de que las relaciones exteriores de Colombia serían necesariamente algo más que sostener una buena coordinación con Washington.

 

El presidente Duque, sin embargo, durante sus dos primeros años de gobierno no convocó a esta comisión, que integrada por los expresidentes de Colombia y seis parlamentarios que designe el congreso puede ofrecer una visión muy elitista y no obstante así menos estrecha que la del centro democrático. El gobierno Duque privilegió su relación con Estados Unidos y ha basado en mucho su política internacional en propiciar la caída del presidente Maduro. Durante el proceso electoral de los Estados Unidos incluso apostó fuerte por los republicanos creyendo que Trump ganaría las elecciones que sin embargo ganó Biden, y sin ruborizarse, con su acostumbrado servilismo Duque felicito de inmediato al presidente electo de los Estados Unidos. No obstante este giro, la política internacional del Gobierno de Duque ha sido un verdadero fracaso hasta ahora.

 

Así las cosas, en 2021 Colombia tendrá que verse las caras con el mandatario estadounidense del partido demócrata, que fue el segundo de Obama, bajo cuyo mandato Estados Unidos le dio el visto bueno al Acuerdo de Paz con las FARC y del cual no se sabe exactamente como seguirá manejando el asunto con Venezuela ni el papel que los Estados Unidos quieran que Colombia juegue allí. Jugar de títere no será fácil para el gobierno de Colombia, porque la situación regional ha vuelto a cambiar y hacerse muy compleja y llena de actores que no son fácilmente manipulables por los Estados Unidos. Tal y como paso a finales del Siglo XX nuevamente una ola de gobiernos con amplio apoyo popular y un sentido nacionalista han llegado al poder en la región y las contradicciones internas de los Estados Unidos pueden darles un margen importante de maniobra.

 

El primero de esta nueva ola fue el gobierno de Manuel López Obrador en México a cuya posesión invito a Nicolas Maduro y quien nunca reconoció al autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guiadó. Cuba y Nicaragua continúan firmes pese a todo, así como Venezuela. En Ecuador, aunque el neoliberalismo se instaló en el poder a través de un alfil que se le volteó al ex presidente Correa la fuerte crisis que ha afrontado indica que los movimientos populares podrían ganar las elecciones del próximo febrero. El Perú sigue debatiéndose agitadamente y es difícil predecir que pasará, pero el pueblo tiene actitud combativa como lo demostró al salir a manifestarse durante las últimas semanas y producto de lo cual después de que el congreso destituyó a Martin Vizcarra, logró la renuncia del presidente Manuel Merino quien estuvo apenas días en el poder. El nuevo presidente Francisco Sagasti anunció la reforma de la policía y dio de baja a 15 generales por la violenta represión que el efímero gobierno anterior desato contra los manifestantes. Bolivia se repuso del golpe de estado y salió fortalecida. Logro hacer un cambio de un líder que se quería eternizar en el poder, pero sin perder el influjo popular. En ese caso, la derecha sin querer ayudo.

 

Ya en el sur, Chile libró una dura batalla durante todo el año para deshacerse de la constitución neoliberal de Pinochet y lo logró. En 2021, se verá en la tarea de elegir miembros de la Asamblea Constituyente que harán una nueva Constitución. Desde 1976 con la caída de Allende Chile no había podido sacudirse de Washington y ahora lo hace cuando el pueblo mismo sin guías partidarias decide tomar las riendas del poder. Aun quedara tiempo hasta que se consolidé y se de completamente la vuelta pues se está a la mitad de gobierno de Piñera, uno de los hombres más ricos del país. La pregunta de si la Constituyente decide terminar o no anticipadamente su mandato, así como el del congreso es solo una incógnita que el devenir del futuro resolverá. Pero sin duda, Chile ha cambiado definitivamente y se puede predecir que salga del tradicional aislamiento al que lo sometieron los Andes, el Atacama, la iglesia católica y la dictadura económica. Quizás dejaran de ser los únicos latinoamericanos que viajan sin visa a los Estados Unidos.

 

En el Rio de la Plata Uruguay dio el giro a la derecha, pero su peso relativo en el continente siempre ha sido poco y su política internacional más marcada por los que digan esos dos gigantes suramericanos que con el limitan: Argentina y Brasil. En Brasil, Bolsonaro todavía tendría largo tiempo en la presidencia, pero lo vemos en una situación similar a la de Trump en Estados Unidos, lo que ha la largo podría implicar que no sea reelecto en 2022. Eso es todo un misterio en este momento. Argentina logró sacudirse fácilmente después de un solo periodo del neoliberalismo y esta al frente de la Nación Alberto Fernández, que fue una de las principales fichas de Néstor Kirchner, el latinoamericanista que logró darle entierro al proyecto de George Bush de un área de libre comercio para las Américas que beneficiaria solo a los Estados Unidos. La Unión Europea, Rusia y la creciente influencia especialmente económica de China serán los otros retos del gobierno de Duque para 2021, cuyo gobierno, aunque de mala gana, tendría que escuchar a los expresidentes porque un reciente fallo del Consejo de Estado le dio la orden de convocar la Comisión de Relaciones Exteriores en la que por derecho propio se podrían sentar, si deciden hacerlo, Cesar Gaviria y Juan Manuel Santos: dos liberales económicos y políticos en el sentido estricto y no partidario del término, que tienen algunas diferencias de fondo en particular en lo que respecta en el Acuerdo de Paz con las FARC, que también juega y mucho en las relaciones internacionales. Además, también tendrían asiento al menos dos parlamentarios que si bien de derecha no serian del Centro Democrático. Esta recomposición obligara al gobierno a replantearse todo el panorama más allá de las relaciones internacionales y dependiendo la posición que tomen los Estados Unidos, lo puede sumergir en una crisis en las relaciones con ese su principal “aliado”.

 

En suma, el 2021, parece entonces un prometedor año de transición que nos podría llevar por primera vez en la historia a un cambio hacia el progresismo en 2022, especialmente si la obstinación ciega del centro democrático persiste.

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El autor es Abogado de la Universidad Nacional de Colombia, Especialista en Desarrollo Humano y Candidato a Magister en Desarrollo Humano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. FLACSO-Argentina y Member of HDCA-Human Development and Capability Association.

 

Imagen de referencia: Iván Duque junto a Mike Pompeo (@IvanDuque)

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